Recordando Benicassim

NOTA: se ha preferido omitir por cuestiones de seguridad los nombres de las personas que han dejado escapar algunas de estas barbaridades por su boquita.

Cada uno deja el pabellón alto a su manera.
Está visto que no todos tuvimos la misma suerte…

Si triunfa uno, triunfa el equipo.
Mal de muchos, consuelo de tontos…

Sex or seven.
Haciendo un juego de palabras en un juego con unas guiris que no entendieron (nosotros nos partimos el culo un buen rato).

«Yoporai» borracho.
No sabemos cómo se escribe «yoporai», que es la forma de decir borracho en japonés.

Jóvenes y borrachos, lo tenéis todo para triunfar.
Haciendo alusión al nuevo significado de las iniciales del FIB: festival de ingleses borrachos.

Me he dado cuenta de que no puedo ir de ligón. He de ser realista: no me como una mierda.
Sin comentarios. Una autocrítica.

Have you tasted spanish meat? No, we are all virgins.
Buscando saber las preferencias de las guiris y si las podíamos satisfacer en caso de negativa.

Estamos a punto de morir de autoempalamiento.
Demasiadas tías tremendas y casi todas en topless.

Los humanos somos como animales, por eso a veces nos gusta enterrar el hueso en agujeros distintos.
En realidad se dijo como apoyo a ser más tolerable con las infidelidades.

Joder con el niño de la cremita.
Algunos dicen que no era la crema lo que gustaba, sino cómo la daba.

Hoy vamos a intentar ir de tranquis. Dejaremos que nos entren ellas.
En un claro cambio de táctica de juego, que dio mejores resultados de lo que esperábamos.

Nosotros somos de la misma escuela. Pero él está en primero, yo en segundo y éste en tercero.
Haciendo alusión a nuestras tripitas.

Estuvimos tres días preocupados por Nemo, pero al final nos dimos cuenta de que no debíamos temer por su vida, porque es un pez con agallas.
En nuestro afán de encontrar a Nemo en el vasto mar.


Un día de lluvia

Suena el despertador. Me inclino en la cama. Descorro las cortinas y los cristales aparecen empañados. Abro las ventanas y comienzan a entrar algunas gotas de lluvia despistadas. Con el aire también se cuela ese agradable olor a hierba mojada que tanto me gusta. Respiro profundo varias veces y me mentalizo de que será un gran día.

Una ducha rápida, el desayuno más rápido aún y salgo despedido venciendo la gravedad que me mantiene atado a mi pequeña casita.

Llego al curro y es como cualquier otro día si no fuese porque me mentalicé de que iba a ser un día grande. Mis compañeros son buena gente. Lo sé porque me hacen sentir bien en un día que podría ser de perros. Música de fondo, risas y comentarios picantes, irónicos y algo de mayéutica para resolver los problemas más extraños que el maestro nos plantea.

Y así pasa el tiempo, a una velocidad casi meteórica y cuando vuelves a tu hogar, se queda pequeño porque cargas gustoso con todas las anécdotas del día, con las risas y el aroma a hierba mojada que se coló por la mañana…

Un día extraño (pero hermoso)

En el fondo me encantan los días extraños. Hoy fue uno de ellos sin venir a cuento. Me acordé de alguien mientras no ocurría nada especial para que volviera a mi mente. Añorar de nuevo, después de tanto… Casi olvidado el pasado y de repente, vuelve más fuerte que nunca para sacarte una sonrisa y rompértela a cachitos después, dejándote el regustillo a placer volatilizado. Siempre pensamos que tiempo pasado fue mejor… Quizás sea por falta de optimismo, porque nos gusta ser nuestras propias víctimas de vez en cuando. O quizás tan sólo ocurre en los días que evocamos lo que a fuego se grabó en nuestro corazón o porque cada vez se desvanece todo más rápido y parece que ese fuego ya no será tan poderoso.

Y posiblemente, lo más curioso sea, que en el fondo, da igual si estas líneas hacen que a otra mente regrese lo que llegó esta tarde a la mía. Yo volví a soñar con aquello que dejé atrás porque la vida así lo dispuso y fui feliz por un instante que ahora mismo creo durará hasta que me suma en el sueño que remarque a fuego lento lo que a fuego incandescente un día se marcó…

Odio tu puta música enlatada

Después de un viaje de ida y vuelta en el mismo día a Madrid, me quedaban fuerzas para tomar una cerveza (que se presumía rápida) en un bar concierto en el que, un martes noche, ofrecían una jam session. Mi asombro empezó nada más llegar ya que no cabía un alma más en el local: ¡coño, qué raro un martes! Cuando conseguí entrar, empecé a ver muchas caras conocidas, sobre todo de músicos. «Estos cabrones tienen tirón», pensé. Una cerveza y comenzó el estruendo: acordes generosos para que los artistas dieran rienda suelta a su sabiduría.

Al principio me supo a más de lo mismo, lo que había visto y escuchado otras veces de manos de los mismos. Pero cambié de opinión rápidamente. Un amigo se subió con su guitarra y demostró que hay otras cosas que se pueden hacer. Interpretó con el resto un tema de Django Reinhardt.

NOTA: el que no conozca a Django probablemente está intoxicado por el conocido mal de «la música enlatada».

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Conversación mirando cuadros

  • Amigo 1: Veo que estáis aquí haciéndoos los interesantes, para que esas dos tías os vean.
  • Amigo 2: La verdad es que no, pero están buenas.
  • Amigo 1: Joder, a mí me ha mirado la morena. Cuando ven las tías que eres camarero o que tocas la guitarra, se vuelven como locas.
  • Amigo 2: Yo como bien los coños…
  • Amigo 1: Joder qué bruto eres. Para llegar a eso hay que pasar primero por salir, por invitarle a una copa, a cenar, decirle cositas,…
  • Amigo 3: ¡Gilipolleces! Sólo hay que decirle: «déjame que te coma el coño y si te gusta, ya tendremos tiempo para conocernos».